Más del 80% de las percepciones del ser humano son visuales, de acuerdo a la profesora Heredia y Ancona (Psicología Clínica de la UNAM). La percepción visual es entonces el medio principal para tomar contacto con el ambiente.
Ese dato explica la relevancia que la percepción visual tiene para la psicología. Allí nace la necesidad de crear instrumentos que permitan evaluar la captación visual de manera confiable. Uno de esos instrumentos es el Test de Bender, creado por la psiquiatra norteamericana Lauretta Bender en los años 30.¿Qué mide el test?
El objetivo del test de Bender es evaluar la madurez visual y la integración visomotora (estímulo visual y respuesta motriz). También constata la reacción a la frustración, el estilo de respuesta, la habilidad para corregir errores, planificar y organizar, además de la motivación del individuo.
Es una prueba empleada comúnmente para el diagnóstico de una lesión cerebral. Las puntuaciones de su interpretación sirven para identificar posibles daños orgánicos cerebrales. Otras aplicaciones del test de Bender son la regresión, la exploración del retardo, la pérdida de función y las desviaciones de la personalidad. Además es utilizada para evaluar el grado de maduración del sistema nervioso.
Qué es el test de Bender?
El test de Bender es un instrumento de evaluación psicológica creado por L. Bender en 1938. Es utilizado para evaluar el funcionamiento visomotor y percepción visual en niños y adultos. Se administra de forma individual y consta que el sujeto examinado copie una serie de figuras.
Por lo tanto, requiere habilidades motoras finas y la aptitud de discriminar entre estímulos visuales, además de la capacidad para integrar habilidades visuales y motoras. También se incorpora en su aplicación la capacidad de cambiar la atención del diseño original a la copia.
Es uno de los métodos más populares y utilizados en salud mental para realizar evaluaciones neurocognitivas, aptos psicológicos, entre otros.
Se lo conoce también como Bender Gestalt, ya que su autora se basó en los principios teóricos de la Gestalt.
¿Qué mide el test?
El objetivo del test de Bender es evaluar la madurez visual y la integración visomotora (estímulo visual y respuesta motriz). También constata la reacción a la frustración, el estilo de respuesta, la habilidad para corregir errores, planificar y organizar, además de la motivación del individuo.
Es una prueba empleada comúnmente para el diagnóstico de una lesión cerebral. Las puntuaciones de su interpretación sirven para identificar posibles daños orgánicos cerebrales. Otras aplicaciones del test de Bender son la regresión, la exploración del retardo, la pérdida de función y las desviaciones de la personalidad. Además es utilizada para evaluar el grado de maduración del sistema nervioso.
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Protocolo ¿Cómo se toma el test en adultos?
La prueba consta de nueve figuras geométricas dibujadas en negro. Estas figuras son presentadas una por una a la persona evaluada . Se le pide entonces que copie la figura en una hoja de papel en blanco. El evaluado tiene permitido borrar, pero no puede valerse de ninguna ayuda mecánica, tales como regla o compás.
Quien lo administra va a registrar las reacciones del sujeto a la prueba y su comportamiento a lo largo de ella, y en especial toda conducta que se desvíe de las normas ya establecidas. También se registra si la persona está fatigada para ser tenido en cuenta en el diagnóstico. Todos esta información se escribe en el protocolo de registro.
La popularidad de este test quizá se deba al poco tiempo que se demora en su administración y puntuación. El tiempo promedio para finalizar la prueba es de 5 a 10 minutos. Ningún resultado es considerado como fracaso.
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¿Cómo se aplica el test en niños?
Ya dijimos que el test de Bender es un instrumento con diversas aplicaciones psicológicas y psiquiátricas. Su uso más difundido tal vez sea en la exploración del desarrollo de la inteligencia infantil. Ayuda a determinar el nivel de maduración de los niños y se aplica para evaluar patologías mentales infantiles como demencias o neurosis.
La prueba puede ser aplicada a partir de los 4 años. Los niños la aceptan bien debido a que es poco intrusiva y demanda pocas explicaciones. Aproximadamente a los 11 años la mayoría de los niños son capaces de copiar las figuras sin cometer errores. La aparición de errores en exceso -según la edad del menor- puede indicar la presencia de posibles trastornos.
Al aplicar este test en niños, se suele usar el sistema de puntuación Koppitz.
Este fue desarrollado por Elizabeth Münsterberg Koppitz y publicado en 1964. La investigadora creó un protocolo estandarizado que busca detectar madurez para el aprendizaje, dificultades emocionales, problemas en la lectura, deficiencia mental y lesión cerebral. Para ello construyó dos escalas: una de Maduración (desde 5 hasta 11 años) y otra de Indicadores Emocionales.
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